La sombría industria de las pasantías

En este episodio, “La sombría industria de las pasantías” parte de la serie de “El Futuro de la Educación en Moda”, investigamos la complejidad de las pasantías o internships y cómo éstos suelen favorecer a quienes tienen mejor posición económica y facilitar una cultura de trabajo sin paga, o con poca paga, en la moda. 

Debido a la naturaleza especializada del comercio minorista y de la moda, la formación "en el trabajo" siempre ha sido una parte integral de la industria. En algunos casos, este aprendizaje era informal, sobre todo en las empresas familiares, pero también era formal a través de las pasantías, en las que jóvenes eran contratados para aprender un oficio en un taller con el objetivo de que se convirtieran en empleados a tiempo completo. Estas pasantías individuales también se convertían en programas de certificación interna, especialmente en los grandes minoristas, en donde este aprendizaje podía proporcionarse a escala, aunque todavía a nivel local. Por ejemplo, los programas de formación en Estados Unidos dentro de Neiman Marcus en Dallas o el de Macy's en Nueva York. Sin embargo, a medida que la moda se fue haciendo más corporativa y comenzó a globalizarse, estos tipos de aprendizaje informales y formales desaparecieron en gran medida, o bien se trasladaron a una función de recursos humanos, dejando un vacío en el proceso de formación de los empleados.

Paralelamente al cambio de la enseñanza de la moda hacia programas de licenciatura, se produjo el crecimiento de las prácticas profesionales o internships, en donde las empresas colaboran con las instituciones académicas para contratar a trabajadores no remunerados quienes realizan trabajos de bajo nivel, con la promesa de que los estudiantes obtendrán experiencia y formación en el mundo real y, posiblemente, un trabajo al final de sus prácticas. En teoría, este sistema parecería que beneficia a todos los estudiantes, especialmente si las prácticas forman parte del programa académico que estudian. Pero en la práctica, las prácticas han favorecido en gran medida a los estudiantes más favorecidos económicamente, han normalizado el trabajo no remunerado y a menudo no conducen a un empleo a tiempo completo.  

En primer lugar, las prácticas han favorecido en gran medida a los quienes tienen una mejor posición económica por varias razones. La primera es que los estudiantes con más medios económicos tienen una red de conocidos más fuerte, a menudo es a través de sus padres que pueden acceder a las prácticas profesionales en general, o bien a las mejores oportunidades para realizar sus prácticas. La segunda es que, como las prácticas están vinculadas a los créditos académicos (como manera de legalizar el trabajo no remunerado), los estudiantes están pagando esencialmente sus propias prácticas. Así que los estudiantes deben tomar una decisión entre pagar por una pasantía, o pagar por otra electiva, para no aumentar su colegiatura base. Quienes tienen más dinero pueden hacer ambas cosas con mayor facilidad. Y la tercera razón es que muchos estudiantes a menudo deben trabajar para poder pagar su colegiatura. Hacer unas prácticas además de estudiar y tener un trabajo remunerado es casi imposible. Además, es raro que las escuelas permitan que un trabajo remunerado cuente como prácticas profesionales, y si lo hacen, entonces los estudiantes están esencialmente pagando para trabajar en su propio empleo y no se benefician de cursos adicionales en su especialidad que podrían tomar en la escuela. Como una barrera adicional, muchos estudiantes eligen escuelas en ciudades donde el costo de la vida y de los estudios es alto. El resultado final es que los estudiantes con mayores medios económicos tienen más oportunidades de hacer prácticas profesionales y, por lo mismo, de obtener un empleo al graduarse. Y esto significa que el embudo de nuevos empleados en la industria no coincide con la diversidad de la población estudiantil, perpetuando así problemas de falta de diversidad, incluso otros más delicados como el racismo sistémico, dentro de las industrias del comercio minorista y de la moda. 

Adicionalmente, con el crecimiento exponencial de los programas de moda y de los estudiantes de moda, el mercado de las prácticas profesionales se ha vuelto cada vez más competitivo. Por lo que las empresas pueden elevar los requisitos para la contratación de un becario. No es raro ver descripciones de puestos de trabajo para internships que se asemejan más a un primer o segundo trabajo remunerado de tiempo completo. El ejemplo perfecto de esto fue el escándalo de las prácticas de McQueen en 2013, que buscaba un diseñador altamente cualificado para ser becario. Y con el cambio de la economía hacia la tecnología, muchas empresas se aprovechan de los estudiantes nativos digitales para apoyar ciertas áreas de su negocio, como las redes sociales, en lugar de contratar empleados remunerados de tiempo completo. Esto tiene el efecto de disminuir el salario de las nuevas contrataciones, porque el "trabajo de experto" ya se está haciendo de forma gratuita. 

En Estados Unidos, por ejemplo, esto tiene una capa adicional de complejidad. Debido a las leyes sobre derechos de los trabajadores para los estudiantes de otros países, las prácticas también forman parte de una conversación más profunda sobre la educación superior en general. Por ejemplo, no es inusual que estudiantes internacionales en Estados Unidos obtengan la Formación Opcional de Prácticas, conocida como OPT, con el fin de prolongar su estancia en el país con la esperanza de conseguir un trabajo y un visado de mayor duración. Esto ha convertido a las universidades en un medio para alcanzar un objetivo mayor, más allá de la educación, generando una conversación más profunda sobre el objetivo de las prácticas profesionales. 

Debido a este tipo de problemas, se ha puesto el foco en la sombría industria de las prácticas profesionales. Estados como Nueva York han promulgado leyes para garantizar una mayor transparencia en los programas de prácticas, exigiendo una remuneración o créditos a cambio del trabajo. El Reino Unido tiene una ley contra las prácticas no remuneradas. Y aunque estas medidas han ayudado hasta cierto punto, la realidad para los estudiantes sigue siendo la misma en gran medida, lo que sugiere que es necesario proporcionar a los estudiantes experiencias de aprendizaje más significativas "en el trabajo" y habilidades reales, junto con una vía para empleos remunerados. 

En nuestro próximo episodio, hablaremos de cómo las universidades americanas y europeas, especialmente en el ámbito de la educación de la moda, dependen fuertemente de los estudiantes internacionales, sobre todo de China e India, que están dispuestos a pagar la totalidad de la colegiatura, cambiando la forma en la que los estudiantes locales pueden acceder a la educación en sus propios países.

Joshua T Williams

Joshua Williams is an award-winning creative director, writer and educator.  He has lectured and consulted worldwide, specializing in omni-channel retail and fashion branding, most recently at ISEM (Spain) and EAFIT (Colombia), and for brands such as Miguelina, JM, Andrew Marc and Anne Valerie Hash.  He is a full time professor and former fashion department chair at Berkeley College and teaches regularly at FIT, LIM and The New School.  He has developed curriculum and programming, including the fashion design program for Bergen Community College, that connects fashion business, design, media and technology.  His work has been seen in major fashion magazines and on the New York City stage. Joshua is a graduate of FIT’s Global Fashion Management (MPS) program, and has been the director and host of the Faces & Places in Fashion lecture series at FIT since 2010.

http://www.joshuatwilliams.com
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